Motor

El A3 Concept presenta bajo el capó un motor de cinco cilindros que combina las tecnologías de Audi de la turboalimentación y la inyección directa de gasolina FSI®. Desarrolla unos elevados 300 KW (414 CV) con una cilindrada de 2,5 litros. Su par motor máximo de 500 Nm está disponible entre las 1.600 y las 5.300 rpm.

El tren motriz de cinco cilindros desata un potente sonido, que recuerda al sonido característico del Audi de la década de 1980 y los grandes éxitos automovilísticos de aquella época. Su rendimiento es un auténtico homenaje a la tradición: el A3 Concept acelera de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos y su velocidad máxima se limita electrónicamente a 250 km/h, que es simplemente la cifra oficial.

En términos de consumo de combustible, el vehículo de cuatro plazas solo necesita 9,1 litros a los 100 km y emite 212 gramos de CO2 por kilometro. La bomba de aceite regulada, el sistema de gestión térmica inteligente de Audi y el sistema de recuperación de energía, tecnologías todas ellas incluidas en la plataforma de eficiencia modular de la marca, contribuyen a obtener estas buenas cifras de eficiencia.

El coche presenta una transmisión compacta S tronic de siete velocidades, que consta de dos estructuras de transmisión que funcionan mediante dos embragues. Los cambios de marchas son efectuados por los dos embragues alternativamente a gran velocidad, cómodamente y sin que se perciba ninguna interrupción de la tracción.

El conductor puede utilizar la transmisión S tronic de siete velocidades en modo automático o manual y emplear las levas ubicadas en el volante para cambiar de marcha de forma manual. Los elegantes botones de control de la consola del túnel central sirven para seleccionar las posiciones de conducción R, N, y D; cuando oscurece, se iluminan en rojo. La posición de conducción P se selecciona automáticamente cuando se activa el freno eléctrico de estacionamiento. El sistema de control de arranque se encarga de regular la aceleración desde una parada a través del suministro de potencia turbo con el mínimo deslizamiento de los neumáticos.

La potencia se transmite sin esfuerzo a la carretera a través de la tracción quatrro. Su pieza clave es un embrague multidisco controlado electrónicamente que está situado en el extremo del eje de transmisión. Cuando se produce un deslizamiento en uno de los ejes, el embrague dirige la mayor parte del par motor a las ruedas para conseguir un mejor agarre.